Microrelato. Temática: Celos.
Y
perdón , lector, si no es tu caso.
Tengo celos de todos vosotros, aquellos que podríais tener la chica de mis sueños.
Recuerdo como si fuese hoy lo mal que lo pasé hasta saber qué fallaba, aunque quizás ahora sea peor. Ella ha salido con varios chicos desde que me enamoré, hundiéndome cada vez más. La rabia me ha ido carcomiendo por dentro desde entonces, poco a poco. Recuerdo cómo, cuando terminaba una relación, yo iba y preguntaba al chico cómo la había conseguido. ¿Qué sabia hacer él que yo no pudiese imitar?
Primero me dijeron que quien la sigue la consigue, así que me informé y supe que el coche que la recogía en el colegio era un todo-terreno rojo. Acabé en el portal de al menos veinte casas distintas con la bicicleta tirada en el asfalto y sin aliento. Muchos portazos de desconocidos no me pararon los pies.
Comprarle flores fue la siguiente opción y como quien no quiere la cosa pregunté a una amiga común por el tema. Tulipanes naranjas, la opción segura, comentó. Sin dilación me dirigí a la floristería más próxima al instituto y, a toda prisa, compré unos preciosos. Su cara y la de sus mejores amigas fueron suficiente para que me retirase de ese asalto.
Durante su tercera relación seguí al chico día y noche. Anoté qué hacía, cómo lo hacía y a veces incluso por qué lo hacía. Concluí que el secreto eran sus ojos azules, su fama de tener los mejores del bachillerato. Orgulloso, salí de la óptica ante la sorprendida mirada de la dependienta con las lentillas ya puestas. Duré en mi aula unos cinco minutos antes de que la profesora me echase con la escusa de que no era carnaval. No llegó a verme.
Lo que vino después quizás fue lo más duro de todo. Su cuarto novio era un pintor de esos bohemios, de los que dibujan esbozos y los regalan a las chicas. Quise ser entonces más artista que él, así que adorné la fachada de la facultad con un retrato suyo y toda una declaración de amor a modo de postdata. Firmé con mi nombre completo, claro. Pocas veces se han reído tanto de mi.
Su actual pareja es poeta de profesión, y el texto que escribió para conquistarla no tardó en ser de conocimiento público. Lo analicé a fondo y ahora, por fin, sé por qué no podrá ser mía. Por el mismo motivo por el que os querría a vosotros y no a mí. No soy nada a vuestro lado porqué ellas no los buscan como yo.
Sois capaces de escribir sobre sus ojos. Os es fácil vestir bien cada día sin que os miren por la calle y pregunten si sois un semáforo. Podéis prestar un rotulador sin que se rían de vosotros e incluso apuesto a que llegáis a distinguir entre donde acaba el mar y empieza el cielo.
Os tengo celos porqué en vuestras vidas los arcoíris no son de un solo color. Como todo lo demás.